Juan guerrero urreisti

    Recientemente se ha cumplido el centenario del nacimiento de uno de los compositores más representativos de la música regional de Cantabria del s.XX, Juan José Guerrero Urreisti. Músico que se dedicó a buscar la belleza de lo popular, descubriendo el espíritu y el sentimiento genuino de la música cántabra, que supo plasmar a través de casi doscientas composiciones nuestras señas de identidad, convirtiéndose una de sus canciones en el Himno de Cantabria.
    Juan Guerrero, por nacimiento y por talento compositivo y estético, pertenece a la generación denominada por Tomás Marco "Nacionalismo Regionalista", de la cuál participan muchos compositores españoles como J.Taurina, J. Guridi o Joaquín Rodrigo, y al grupo de compositores recolectores de la música popular que integran la "Edad de Oro de la música Regionalista Cántabra", entre los que destacan A. Dúo Vital, Cándido Alegría, Ramón Sáez de Adana, Lucio Lázaro, Cirpiano Llorente, Antonio Gorostiaga, Felipe Espina, Ambrosio Ruíz, Rafael Calleja y Sixto de Córdova.
    Juan José Guerrero Urreisti, nació en San Sebastián el 2 de febrero de 1901, en el seno de una familia de músicos. Su padre, Mariano Guerrero Noguera, natural de Murcia, era músico militar, que en 1898 se trasladó a San Sebastián. En esta ciudad contrae matrimonio con la joven Dolores Urreisti Linazasoro, natural de Motrico, y en la cuál nace el hijo mayor, de los cuatro habidos en el matrimonio: Juan, María, Mariano y Victoria.
    A los dos años de nacer Juan, 1903, la familia emprende el rumbo hacia cometidos de mayor importancia. Mariano Guerrero Noguera se traslada a Santander como clarinetista de la Banda del Regimiento de Valencia. Llega en una época en la cual Santander y Cantabria viven de un modo muy especial la transición de una sociedad antigua, asentada en los valores tradicionales, a una sociedad moderna, de masas y de nuevos gustos, que trajo la empresa moderna, el gran capital, la inversión extranjera y los primeros avances de la llamada segunda revolución industrial.
    A los dos años de nacer Juan, 1903, la familia emprende el rumbo hacia cometidos de mayor importancia. Mariano Guerrero Noguera se traslada a Santander como clarinetista de la Banda del Regimiento de Valencia. Llega en una época en la cuál Santander y Cantabria viven de un modo muy especial la transición de una sociedad antigua, asentada en los valores tradicionales, a una sociedad moderna, de masas y de nuevos gustos, que trajo la empresa moderna, el gran capital, la inversión extranjera y los primeros avances de la llamada segunda revolución industrial.
    Cuando la familia Guerrero se establece en Santander la fisonomía de la ciudad está experimentando grandes cambios. Los ciudadanos aspiran a convertir la ciudad en la capital del verano real y ser el centro de la política estival del país. El verano introdujo nuevos hábitos y fomentó nuevas actividades, entre las que sobresale el ocio, vinculado especialmente hacia el deporte y la música. Es la época en la que nacen en Santander las Sociedades Musicales; proliferan las tertulias en los "Cafés Cantantes", lugares donde se desarrolla el espíritu y el ingenio en la música popular, a través de tonadillas escénicas y sainetes; se ponen de moda los Bailes Campestres y de Salón, los conciertos, la zarzuela, la ópera, el teatro y las veladas musicales en el Casino y en los Teatros; surgen las Agrupaciones Musicales y las Corales. Santander contaba en 1903 con tres bandas de música; cinco orfeones; 14 Cafés-Cantantes; un Teatro Principal y dos Casinos. El Montañés y el del Sardinero. La música se había convertido en una necesidad social y en el motor de la vida cultural de la ciudad.
    Siete años permanecerá la familia Guerrero en la capital cántabra, hasta que un nuevo destino les llevará a la villa de Reinosa.

~ Estancia en Reinosa

    Vigorosa y emergente se encontraba Reinosa a principios del siglo XX, como consecuencia de la creación en 1918 de la "Sociedad Española de Construcción Naval, S.A" La Naval y de las medianas y pequeñas empresas que florecieron al lado de ella.
    Todas las industrias, nuevas y tradicionales, convirtieron a Reinosa en uno de los grandes centros fabriles de la región. Es en este momento de crecimiento económico y con la presencia estable de la Banda de Música desde 1907, cuando Marino Guerrero decide abandonar el ejército y presentarse a la plaza de director de la Banda de Música de Reinosa. Así el 17 de agosto de 1910 toma posesión de dicha plaza y se instala con su familia en la calle Duque y Merino, junto a la Iglesia de San Roque. En ese mismo año, Juan y su hermano Mariano ingresan en el Colegio San José, colegio en el que Juan dará sus primeros pasos como director de coro.
    La infancia de Juan transcurre en un ambiente musical. Paralelamente a la educación general estudia música bajo el magisterio de su padre, que le enseña el oficio al estilo tradicional: teoría y práctica al mismo unísono. De él aprende todo, desde los rudimentos del lenguaje musical, hasta la técnica de composición, armonía e interpretación y, lo más importante, el amor a la música. Es este ambiente familiar musical el que hace de Juan un compositor de formación temprana y de vocación precoz; ambiente, por otro lado muy frecuente en la España de su tiempo, donde el aprendizaje y la profesión de músico se trasmitía de padres a hijos.
    Con sólo 10 años Juan o "Juanito" como familiarmente se le conocía, tocaba el clarinete y el piano, componía por su cuenta y asistía como educando a la Banda de Música, familiarizándose desde muy niño con el repertorio característico de las Bandas; marchas, pasodobles, preludios y canciones. Los frutos de esta sólida información no se hicieron esperar. A los 11 años, en 1912, compone su primera obra para piano, La Bella Sourire, obra sencilla en la que ya se percibe su creatividad.
    A su mayoría de edad, 1919, tras finalizar sus estudios en el colegio San José, el joven Juan se incorpora al mundo laboral, en un principio en el Ayuntamiento de Reinosa, y posteriormente en la fábrica "La Naval" en el departamento de "Jornales", sin que ello le impida seguir estudiando y componiendo. En este año estrena sus primeras obras para banda, la marcha fúnebre Jueves Santo y el pasodoble Ecos Taurinos.
    A finales de 1921, tras la jubilación de su padre es nombrado director de la Banda de Música, y se introduce en la composición de la música comercial ligera, con obras para "orquestina" como, Fox-Trot y Tango, que se estrenan en los cafés "concierto", que junto con el Casino y el Liceo van a concentrar y a dinamizar las actividades culturales de Reinosa. A pesar de sus numerosas ocupaciones Juan no abandona su formación. En 1922, se examina en el Conservatorio de Madrid de Solfeo y Armonía obteniendo altas calificaciones. Año en el que se introduce en el mundo de la música folclórica, a través de la transcripción y armonización de cantos populares; fruto de ello es la canción A lo bajo bajuco, y la Banda de Música de Reinosa bajo su batuta gana el tercer premio en las fiestas de Santander; de este notorio encuentro nació una gran amistad con D. Ramón Sáez de Adana, director de la Coral y Banda Municipal de Santander, al que le dedicó el pasodoble Pico Cordel.

~ Creación de la "Agrupación Artística Reinosana"

    Reinosa vive en el primer cuarto de siglo (1925) un crecimiento demográfico excepcional, como consecuencia del desarrollo fabril que generó el nacimiento de la sociedad burguesa, e imprimió a la ciudad de un carácter cosmopolita, abierto y emprendedor. La sociedad exigía más actividades artísticas, nuevos centros y sociedades culturales en la ciudad.
    Estas inquietudes artísticas se fueron perfilando y concretando hasta que el 1 de enero de 1925 surgió la "Agrupación Artística Reinosana". Agrupación que nace bajo el espíritu creativo y emprendedor de Juan Guerrero y de una serie de músicos e intelectuales reinosanos como: D. Adolfo de la Peña, abogado y escritor costumbrista; D. Teodoro Pastor, compañero de trabajo de Juan y D. Luis Mazorra, abogado, periodista y escritor costumbrista. Agrupación que tiene como fin el dar a conocer la cultura de Campoo y de la Montaña en todas sus manifestaciones, especialmente las musicales y teatrales. Incluía: una orquesta de cámara con doce músicos, una rondalla (1934), un cuadro artístico para teatro y un coro de más de sesenta voces "Coro de la Agrupación", el cuál se reconvierte en 1928 en "Los Coros Campurrianos" que pasa a dirigir Mariano Guerrero.
    Para todos estos grupos Juan compone la mayoría de sus obras, especialmente las obras corales y teatrales, buscando siempre y en todo momento que el repertorio no fuera ni rutinario ni anodino. Pero lo más importante es su dedicación profesional hacia la recopilación, armonización y difusión del canto popular. A partir de ahora Juan cuenta con los instrumentos necesarios para interpretar de forma integral la música regional: poseía músicos, un numeroso cuadro artístico y prestigiosos escritores costumbristas a su alrededor, como L. Mazorra, Daniel G. Nuevo Zarracina y J. Del Río Sáinz "Pick".
    Ningún otro músico tuvo tanta suerte, de ahí que su producción a partir de 1925 se incrementara notoriamente. Es la época en la que compone la Canción del Pastor, el "Coro de la Agrupación" interpreta por primera vez Las Segadoras, La romería, Popurrí de aires campurrianos, Mozuca en la romería y estrena su primera zarzuela de costumbres campurrianas El indiano. En 1926, Marinero, marinero, el Himno a Santander, basado en un poema de José del Río Sáinz "Pick" y el Himno a la Montaña, que se estrenó el 20 de enero de 1927 en el Teatro Principal de Reinosa por el coro de la "Agrupación Artística de Reinosa", y el 13 de Febrero en Teatro Pereda de Santander, lo interpretaron bajo su dirección el Coro "Agrupación Artística de Reinosa" y el Coro "El sabor de la Tierruca", acompañados por la Banda Militar del Regimiento de Infantería de Valencia nº23, y el 30 de octubre se estrena la zarzuela Escenas invernales de costumbres Montañesas de Manuel Llano Merino.

 

    Los años siguientes son muy importantes en su vida. En 1928 contrae matrimonio con la maestra Paula de la Serna Guadalupe en la casa solariega de La Lastra (Burgos), es nombrado Jefe de la sección de "Aprovisonamiento" en La Naval y publica sus primeras obras. En este año estrena la canción de ronda Síguela Manueluco y La escena campurriana: La romería de las Nieves. En 1929 nace su hija Mª Pilar y más tarde (1931) su hijo Juan Antonio. Año en el que escribe una de las canciones más emotivas y más populares Serenita Cae la nieve, y estrena Tantum ergo. En 1933 ingresa en el Cuerpo de Directores de Bandas Civiles, oposita a la dirección de la Banda de San Sebastián y funda la Orquesta "Goz-Jazz".
    Son años de entusiasmo, que se suman al éxito obtenido por los "Coros Campurrianos" en numerosos conciertos celebrados en Palencia, Los Corrales de Buelna y Carrión. Pero el entusiasmo se va a eclipsar al año siguiente. En 1934, muere su padre Mariano Guerrero Noguera, al que le compone la marcha fúnebre Mortus est "A la memoria de mi querido padre" y estalla la huelga general en La Naval. A pesar de las vicisitudes Juan se entrega de lleno a la composición; con la "Agrupación Artística de Reinosa", estrena Mi baturra está triste, Súbela, súbela, Tonadilla Cántabra y el cuadro de costumbres Al amor de la lumbre; forma la "Rondalla", para la que escribe Rondalla de pueblo, y ese mismo año finaliza los estudios de composición en el Conservatorio Superior de Madrid y al año siguiente (1935) los de Piano en el Conservatorio de Vizcaya.
    Pero son los años negros de la Guerra Civil los que van a cortar cruelmente la actividad musical de Juan. En 1935 la atmósfera política de Reinosa comenzaba a ser confusa. El 1 de mayo Juan es cesado como director de la Banda de Música, tras interpretar La Internacional en el templete de La Plaza. El 1 de agosto de 1936 es detenido durante seis días; más tarde, el 17 de diciembre le suspenden de empleo y sueldo en La Naval y el 19 del mismo mes, una bomba destruye su casa "Villa Mª Pilar". Ante estos desastres, la familia decide trasladarse a vivir temporalmente a Pesquera y para salir adelante, su mujer Paula, se hace cargo de la escuela de Pesquera.
    En 1937, el 6 de junio, Juan es detenido por intentar pasarse al campo Nacional, y trasladado a la Cárcel Provincial de Santander, hasta el 26 de agosto en que entran las tropas de Franco en Santander. La vida en la cárcel no era el mejor escenario para escribir, sin embargo el 31 de julio de 1937 compuso el salmo del oficio de difuntos Paccantem me, dedicado a los caídos y difuntos de la guerra. A pesar de estos acontecimientos, y como muchos que vivieron la guerra, Juan no participó activamente en política. Era un hombre conservador, tolerante y abierto, un trabajador infatigable en todas sus actividades.
    Tras la guerra, época de gran escasez y hambre, Juan intenta sacar la familia adelante como sea, ingresa de nuevo en La Naval al tiempo que lleva la contabilidad de la imprenta Andrey; se dedica a la ganadería, llegando a tener 40 ovejas en la casa de Pesquera, e inicia la reparación de la casa de Reinosa destruida a comienzos de la guerra. Mantener a su familia le absorbía todo su tiempo; su vocación, al igual que la actividad musical en Reinosa, se encontraba adormecida, la Banda no existía, los instrumentos habían desaparecido y, lo peor de todo, muchos de los músicos ya no estaban. Entre tanto dolor y desastre Juan sacaba tiempo para enseñar música a sus hijos Mª Pilar y Juan Antonio, y para componer y escribir; de esta época es la canción Agua en la cestuca y la comedia costumbrista Escenas populares montañesas.
    Juan no se rinde, ni abandonará jamás su vocación. A finales de 1939 intenta restablecer y revitalizar la actividad musical de Reinosa, organiza nuevamente los "Coros Peñas Arriba" animando a antiguos coralistas, buscando nuevas voces entre los reinosanos; así inicia una segunda etapa de ensayos y actuaciones. En 1941 le restituyen como director de la Banda de Música y de la sección Coral de Reinosa, y le nombran Delegado Comarcal de Educación y Descanso. En ese año abandona Pesquera y se instala en Reinosa, calle Presa, frente al Ayuntamiento, al lado de la imprenta Andrey de la que pasa a ser propietario.
    Un año más tarde, 1942, decide dar un nuevo rumbo a su carrera musical y literaria: se introduce en el mundo del periodismo musical madrileño a través de la Revista Unión de Compositores y Escritores (UCE), revista que nació con la idea de ser el punto de encuentro y un lugar de publicaciones para escritores, compositores y artistas españoles.

~ Madrid y las nuevas experiencias

    Juan era un hombre positivo, dinámico y muy emprendedor; el entusiasmo y la propia seguridad en sí mismo le permitían introducirse en nuevas aventuras. En 1943 decide abrir una filial de la imprenta Andrey en Madrid, en el bajo del nº60 de la calle García Morato, instalando su residencia en el piso superior. Su vida a partir de ahora transcurrirá entre dos ciudades, Madrid y Reinosa, pero va a ser el mundo de la Villa y Corte el que le atraiga con más fuerza y al que dedicará más tiempo.
    A partir de 1945 hasta la década de 1970 dirige y edita la revista Unión de Compositores y Escritores (UCE), desde su imprenta Gráficas Andrey. En ella publican compositores como: Jacinto Guerrero, R. Sáez de Adana, Jesús Guridi, J. Calleja y el propio Juan Guerrero; escribe artículos, entrevistas, edita sainetes como las Narraciones montañesas: Panchuco, los pasodobles Raza taurina y Mi amor, y el himno de la revista ¡Si UCE triunfará!. Muchas de estas composiciones la firma bajo seudónimos como Azuri, Beneto, De la Serna y Guadalupe; los dos últimos los toma del nombre y apellido de su mujer, y los dos primeros por sufragio familiar.
    A esta labor editorial y compositiva de Juan en la revista, tenemos que añadir la periodística y crítica sobre temas musicales importantes, como: su interés por la situación de las Bandas de Músicas Civiles en España (que le lleva a colaborar activamente en el Boletín del Colegio Oficial de Directores de Bandas de Música Civiles), y la preocupación por la enseñanza musical en España. En numerosos artículos refleja la apatía del sistema educativo y la aridez de los métodos vigentes, situación que le anima a editar la Cartilla del Solfeo Cantado, que como él mismo dice "sirve para iniciar en el aprendizaje del solfeo como un nuevo sistema más ameno, que facilite la forma de ir adquiriendo los conocimientos musicales elementales, especialmente para poder cantar por medio del solfeo". Según nos confiesa su hija Mª Pilar "con este sistema nos enseñó música a mi hermano y a mí, nos hacía solfear cantando".
    Ante esta notoria labor, en 1948 los miembros de la Sociedad Unión de Compositores y Escritores (UCE) le rinde un entrañable y cálido homenaje. Entre los numerosos asistentes se encuentra, el maestro Jacinto Guerrero, Conrado del Campo, Ignacio Sanuy, el presidente de la Sociedad General de Autores. Amigos todos ellos que se reunían los domingos en la tertulia "Teatro Lara con Alforjas para la Poesía", en donde los debates sobre poesía, música y artes en general eran los temas dominantes.
    En 1958 Juan se traslada definitivamente a Madrid, pero nunca abandona Reinosa, sus vacaciones y muchos fines de semana los pasa en su "tierruca", por lo menos hasta las fiestas de San Mateo, fiesta en la que colaboraba como organizador, periodista y cronista.
    Los diez años siguientes son para Juan un periodo muy fructífero, de esta época son las canciones: No le quiero que sea molinero; Dulce nombre de María; Castellana; Ávila monumental; Himno del ejército del aire; Cuando braman las olas; Himno de Charitas; Marinero sube al palo; la zarzuela A la sombra del henar y la comedia Era necesario un torrente. Colabora con los músicos, escritores y poetas cántabros, con los cuáles le unía una gran amistad y que nunca perdió, ya que si su trabajo estaba en Madrid su corazón residía en Cantabria. Así, en 1969 le invitan a formar parte del jurado del VI Certamen de la Canción Marinera de San Vicente de la Barquera junto con E. Gurrutxaga, P. Luis Prieto y Mª Castañeda y Carlos Diego y le encargan la composición de la canción obligada Cuando braman las olas.
    De la amistad con Gerardo Diego nació en 1971 el himno Pico tres mares, que dedicó a Isidoro Palacio promotor del turismo en el Alto Campoo. En ese mismo año, estrena con gran éxito la comedia Iparraguirre, en el Teatro Principal de San Sebastián, antología en la que realiza una bella semblanza de la figura del poeta José Mª Iparraguirre en su aniversario.
    Juan estuvo trabajando hasta los últimos días de su vida. Tenía un gran proyecto, la composición de su primera ópera Cristóbal Colón con el historiador A. Domínguez Ortíz, pero murió demasiado pronto y de una manera gratuita y estéril, el 14 de abril de 1980 en Arroyo de las Fraguas (Guadalajara). Todos los que conocieron a Guerrero coinciden en calificarle como una persona humana, emprendedora y muy trabajadora, que sentía una gran pasión por la "tierruca" y a la que dedicó su tiempo y su obra.
    Pero dejemos que sea la pluma amiga de Juan José Calderón Escalada "El Duende de Campoo", la que ponga el colofón a estos apuntes biográficos:

"Y todo esto, los que vivimos y los que recordamos, el Ochote "Ecos del Ebro" y los "Coros Campurrianos", gracias a la labor callada e inteligente del nuestro Guerrero Urreisti, que, en largos años de paciente trabajo, ha recogido lo más y lo mejor del folklore campurriano, rico como pocos en esta espontánea manifestación de cultura popular. Y lo ha recogido con tan sincera lealtad y justeza de aciertos que sus composiciones musicales son tomadas por el pueblo como suyas, pues las asimila y las canta con oírlas una sola vez, prueba inequívoca de que Guerrero supo llegar al alma del pueblo e interpretarla como es, sin exagerados requiebros artísticos que la desfiguren ni demasiadas concesiones populacheras que la rebajen".